Sendas desconocidas

El viejo elefante estaba cansado e intuyó que había llegado la hora de seguir la ruta que, desde tiempo inmemorial, siguieron sus antepasados en busca del descanso final. Un camino que cumpliendo una ley no escrita, debía acometer en soledad. Por eso, al atardecer, el viejo elefante abandonó en silencio la manada mirando a los suyos por última vez ahondándose en una senda por la que probablemente nunca anduvo, pero que sabía dónde estaba y cómo acababa. Quienes lo han visto cuentan que la soledad con la que avanzan los elefantes a paso más lento del acostumbrado, provoca un respeto solemne que ningún otro animal puede provocar. Es el poderío que insufla la imagen portentosa de saber aceptar el final de los días y asistir al encuentro sereno con los que le precedieron.
El viejo elefante siente cercana su muerte, algo que aún no ha vivido pero que perdura en su memoria. Sabe que se dirige al cementerio de los elefantes, al igual que los pájaros que en sus migraciones siguen una ruta no aprendida, pero marcada por el instinto de la vida desde el mismo instante del nacimiento. Morir así, reconocen algunos, es algo sublime.

Enfila su trompa al suelo en busca del recuerdo de los días vividos junto al río, de los baños en el barro, de los apareamientos, de la manada, de la vida, camina mirando como sus pasos se van hundiendo en la tierra por última vez. En esa soledad un ligero cosquilleo le saca de sus pensamientos, y le hace elevar lenta y pesadamente la cabeza hacia el cielo. Una mariposa de vivos colores y extraña belleza revolotea sobre él. Nunca había visto nada igual, apoderándose de él un magnetismo que le impide apartar su mirada de la mariposa y le dificulta seguir un camino que no sea el que le marca aquél ser de frágil y hermosa textura. Por un momento siente que sus miradas se cruzan experimentando la duda de si realmente ha llegado su hora teniendo tanta vida dando vueltas a su alrededor. El viejo elefante decide hacer suyo aquél instante y sigue a la bella mariposa por una senda tan desconocida para él como la de sus ancestros. Aún así no quiere engañarse ya que sabe que esa placentera visión no le librará de la cercana muerte, pero se irá con la certeza que en algún momento de su existencia, siguió su propio camino. Para morir con paso lento y preciso, con belleza, como en algún lugar debe estar escrito.
Cuentan que encontrarse a un elefante camino de la muerte da buena suerte y larga vida al que los mira. Tal vez por eso la vida de las mariposas sea tan efímera.
12 comentarios
Para Noa-, su mayestad la palabra -
Noa- -
Para Noa-, por el camino verde que va a la ermita... -
Para Abril, fábula triste de amor -
P.S. Creo que arreglé lo del vídeo. Por si acaso te diré que la canción es de Maná y, como no podía ser de otra manera, es una de las más bellas, "Mariposa traicionera". Petons
Para Rosier, por el respeto a los invisibles -
Para Alvaro, descubriendo su lado elefante -
Para El Hada De Los Sueños, que descansada la vida la del... -
Si, al menos por una vez en la vida hay que darle, debemos darle, una oportunidad a nuestra vida y no a la que tenemos marcada. Un beso, Hada
Noa- -
Abril. -
¿Dónde fue el elefante? ¿Qué pasó con la mariposa?
P.S. No se puede visualizar el video. Pásame el nombre y lo buscaré yo misma (me quedé con ganas de saber qué canción era)
Petons.
Rosier -
Alvaro -
Un saludo desde el agua
El Hada De Los Sueños -